domingo, 24 de janeiro de 2010

 
EN MEDIO DE LA MUERTE Y EN PLENA LUZ: UN HAITÍ QUE SONRIE TODAVÍA
En primer lugar, me gustaría agradecer a las varias personas que me enviaron material sobre el Haití, sobre su historia, sobre la explotación sumaria a la que este pueblo viene siendo expuesto hace varios siglos. Como podrán ver, aún no me he decidido a postar nada de eso aqui, y me gustaría explicar por que. Es que no paramos de ver y oir noticias de un Haití mutilado, social y políticamente, y aún desencontrdo bajo los escombros. A pesar de solidarizarme con el pasado, el presente y el futuro de Haití, y aún cuando todo parece subsumido bajo una nube negra, me resisto a convertirme, yo también, en un brazo de la prensa mundial, que sólo reproduce los ecos de una catástrofe. Como intelectual, escritora y psicoanalista, me siento en el compromiso de levantar de una vez los ojos de los escombros, y mirar para el pueblo Haitiano, que aún herido, canta, lucha y se levanta solidario, aunque nadie los muestre por televisión. Mientras veo consternada como los países "civilizados" se llevan de la manito a los huérfanos del Haití, a apenas 10 dias de la catástrofe, sin siquiera molestarse en averiguar si esos niños tienen parientes fuera de Haití, o si sus padres aún sobrevivirán, no ceso de interrogarme. Qué espectáculo de "ayuda solidaria" es éste? Que tan lejos estamos de los secuestros de niños durante las repudiadas dictaduras militares latinoamericanas? Por que en lugar de 20.000 médicos, la comunidad internacional está enviando 20.000 soldados armados? Haití aún vive, late y brilla bajo los escombros, a despecho de la comunidad internacional, que parece tener demasiada prisa en decretarle su muerte como nación. Cuántos programas hemos visto que comenten siquiera sobre la vida cultural del Haití, sobre la lucha de sus intelectuales, sobre su arte pictórico que trasciende fronteras? Noticiamos la masacre haitiana como si nada hubiese habido antes allí, o como si nada hubiese quedado. Mientras, el pueblo de Port-au-Prince canta, se abraza y lucha por el aire, el agua y la luz. Por eso, en lugar de hablar del Haití menoscabado, paralizado y diezmado por ferocidades de varios órdenes, sean humanas o naturales, prefiero hablar del Haití que brilla. Porque también hay un Haití que pone su punto de luz en el mundo. Es de este Haití que quiero hablar hoy, aunque sólo sea para no sumarme a los discursos genocidas. Porque cuando un discurso sólo muestra el lado sórdido o violento de los pueblos, sin mostrar su luz, sabemos bien que se trata de un discurso genocida. Doble muerte, real y simbólica. Cito aquí, a modo de consuelo, un decir de Silvio Rodriguez, que bien cabe en este momento a los haitianos que siguen luchando: "al final de este viaje en la vida, quedarán los que sepan sonreir, en medio de la muerte, en plena luz". Larga vida al Haití.
Los convido a seguir con nuestro objetivo literario, este mes homenajeando a los poetas haitianos de ayer, hoy y siempre.

Léon Laleau

Encontré en la red estos poemas de Laleau, poeta haitiano nacido en 1892. Fue también abogado, lo que le posibilitó actuar en diversos sectores de la diplomacia, siendo uno de los responsables por el acuerdo por la no ocupación norte-americana en 1934.
Ganó varios premios literarios internacionales.
Reproducimos hoy dos de sus poemas. La traducción es mía. Mi francés es parco, así que tomenlo como una versión libre. Un poema a dos manos.

Trahison

Ce cœur obsédant, qui ne correspond
Pas avec mon langage et mes coutumes,
Et sur lequel mordent, comme un crampon,
Des sentiments d'emprunt et des coutumes
D'Europe, sentez-vous cette souffrance
Et ce désespoir à nul autre égal
D'apprivoiser, avec des mots de France,
Ce cœur qui m'est venu du Sénégal

Traición
[Ese corazón obsesionado, que ni siquiera
se corresponde con mi lengua y mis costumbres
que muerden, como una grapa,
los sentimientos y costumbres prestados de Europa
siente el sufrimiento y la desesperación
sin par de tener que domesticar con palabras de Francia
este corazón que me ha venido de Senegal!
Cannibales

Ce désir sauvage, certain jour,
De mêler du sang et des blessures

aux gestes contractés de l'Amour,
Et de percevoir, sous les morsures
qui perpétuent le goût des baisers,
Les sanglots de l'amande, et ses râles!
Ah! vieux instincts inapprivoisés
De quelques ancêtres cannibales !

Caníbales


[Ese deseo salvaje, cierto día
De mezclar la sangre y las heridas
con los gestos contraídos del Amor
Y percibir, bajo las mordidas
que perpetúan el gusto de los besos,
los sollozos de la almendra, y sus estertores!
Ah, viejos instintos indomados
De aquellos ancestros caníbales.]

Dificilmente podríamos encontrar más clareza en el decir de un sujeto colonizado. Las voces sobrepuestas, las imágenes contrarias de civilizado y salvaje, el origen denigrado al fondo arcaico del canibalismo. Y que sin embargo, a pesar de desplazado, lo "salvaje" de Laleau consituye la fuerza creativa, fundadora de su decir. Bella imagen de lo inconsciente: al final, Freud también era judío, (el ídiche era su lengua doméstica) en una Alemania hostil.
En Laleau, la noción de lo africano como "salvaje", sabemos que no deja de ser parte del idioma del colonizador, que precisa construir, dentro de cada sujeto colonizado, su imagen de necesario civilizador.

Nos preguntamos: que puntos en común existen entre el discurso del colonizado y el discurso del emigrado, del refugiado, y aún del exilado? Estos cuatro discursos, a menudo se entrecruzan, y se confunden en un mismo sujeto. Señalan sin embargo diferencias substanciales en la posición del sujeto frente al Otro, y al modo particular en que se articula la resistencia.
Lafferrière se torna un escritor Americano, se exilia en una nueva identidad linguística para poder hacerle frente a la dictadura, instaurada sobre una colonización feroz. Laleau, en cambio, habla como francés. Interroga, desde esa identidad, sus raíces culturales supuestamente "salvajes", y dialoga con sus dos lenguas perforadas, mezcladas, canibálicamente, comiéndose una a la otra, ineludiblemente, dentro de un mismo sujeto. Lenguas que no son, evidentemente, simétricas en cuanto a su legitimidad y posibilidades de expresión, pero que, ejercen cada una, a su manera, su dominio. Laleau se reconoce, de alguna forma, francés, mientras reivindica su Otro matricial africano. Habíamos visto eso antes en Gelman, que crea islas dentro de la lengua: habla arcaismos en italia, ladino en España, español en Francia. De la Argentina él se va, no soporta el despertenecimiento de los que nada tienen, y vuelve a México.
Qué tenemos para decir los escritores por el mundo, los que alternamos, por un motivo u otro, por opción o por falta de opción, con lenguas, culturas, historias, creando a partir de esa polivalencia que nos constituye? Me gustaría crear un foro de debates, y saber lo que otros piensan a este respecto. Textos y opiniones serán bienvenidos!!

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domingo, 17 de janeiro de 2010

 
Haiti: genealogía de un derrumbe


Haiti. Es difícil salir de la consternación delante de tantas imágenes de devastación, derrumbe y dolor al mismo tiempo, que llenan nuestros televisores, venidas todas de un país tan pequeño tal vez el más pobre de toda América (parafraseando a Zitarroza, como pudo caberle, en espacio tan pequeñito, toda esa muerte). Haiti parece no existir más. Sobran los cuerpos, casi vivos o muertos, errando por un paisaje desolador. Que país es éste, que se nos muestra a los destrozos?
Quise saber algo de su historia y de su literatura, y en esa búsqueda, me deparé con los relatos autobiográficos de Dany Laferrière, escritor haitiano, que como la mayoría de los intelectuales de este país, han vivido y compuesto su obra enteramente en el exilio. Pequeño paraíso infernal, donde el exilio es la única forma de sobrevivencia, a riesgo de sentirse, como dice Laferrière, dentro del país, más ausente de si mismo que si uno estuviera afuera.
Tuve la osadía de traducir algunos trechos autobiográficos de este escritor haitiano, que ha sido traducido a varios idiomas, pero escribe, basicamente, en francés.
Autobiografando a Dany Laferrière
“Yo nací en 1953. tenía cuatro años cuando Papa Doc llegó a la presidencia en 1957. Y los dos Duvalier (padre e hijo) permanecieron en el poder hasta 1986. Yo soy, por lo tanto, un niño de ese régimen. Durante mi infancia y adolescencia (y hasta la edad de veintitrés años, fecha de mi partida de Haiti) yo no había conocido otra cosa que el mundo inventado por Duvalier. Un universo extraño.”
[Papa Doc, como llamaban al Dictador Duvalier, había colocado a su propio hijo, Baby Doc, al frente de los asuntos "temporales" del país].

Dany Laferrière nació en Port-au-Prince, pero vivió hasta los 11 años con su abuela, en un pueblito bastante pobre distante de la capital, porque su madre tenía miedo de que él sufriese alguna represalia del régimen militar de Duvalier (Papa Doc), ya que su padre había sido exiliado debido a sus ideas políticas.

“La mayoría de mis amigos (y también yo) no conocimos a nuestro padre (muerto en la prisión o exilado). Fuimos educados por nuestras abuelas, nuestras madres y nuestras tías. Mujeres sin hombre. Niños sin padre. Duvalier pudo, de esa forma, hacernos creer que él era nuestro padre.”
Esta impostura paterna que marca la generación de Laferrière, no dejará de tener efectos en su camino literario. Lo vemos en particular en su afección a Bukovsky, muy probablemente por la forma brillante con que este último desmonta los últimos ladrillos del sueño americano del "Pater" de familia decadente (los padres bukovskianos tienen siempre algo de depravado, de ridiculamente impotentes, fantasmas de la depresión de los mercados en la pálida ley seca.)
A los once años, Laferrière retorna a Port-au-Prince donde estudia y se torna cronista cultural de una revista.

“Vivíamos en un país donde todos los intelectuales (escritores, periodistas, médicos, ingenieros, abogados, poetas) ya habían estado presos (Fuerte Domingo), o expulsos en el exilio. Esos eran los que intentaban enfrentar a Papa Doc. Los otros permanecías ausentes de si mismos.”

“Nos encontrábamos solos, frente a la poderosa máquina de la propaganda de una de las dictaduras más corruptas del planeta. Papa Doc se ocupaba de nuestro espíritu (nos hacía creer que él era un ser inmaterial) e Baby Doc, de nuestro cuerpo (nos embutía de placeres)".
"Escribo para probar que no soy un perro"

Cuando en 1976, uno de sus amigos periodistas es asesinado por la fuerza dictatorial, Dany huye a Montreal.

“yo soy un escritor americano que escribe directamente en francés, y no un escritor francófono. Como es que eso comenzó? Pues bien, es muy simple: cuando llegué a Montreal, como estaba solo, sin parientes ni amigos, tuve que trabajar en diferentes fábricas (y eso durante cerca de ocho años). Eso tuvo como efecto un cambio total en mi visión del mundo. Imaginen que en Haiti, vivía aún con mi madre y mis tías que se ocupaban de mí como si fuera un joven príncipe. A los veintitrés años, no solamente jamás había trabajado (si bien escribía las crónicas culturales de los diarios, y en la radio, lo que me daba un salario que me permitía pagar algunas cervezas con los amigos, comprar algunos libros, uno o dos discos e invitar alguna muchacha al cine). Nunca tuve ninguna responsabilidad, ni ningún sentido de la responsabilidad, me contentaba con ver a mi madre y a mis tías correr a diestra y siniestra para conseguir el dinero del alquiler, de la comida, o de mis ropas. Yo era, lo que se llama un intelectual del Tercer-mundo. Sobre todo libresco. El mundo material no existía para mí. Y la oportunidad de mi vida llegó cuando tuve que partir precipitadamente para Montreal en lugar de Paris, que era mi destino normal. Me torné un operario de la noche a la mañana. Yo no intentaré, de forma ninguna, hacer un elogio a la condición obrera, al contrario, fue horrible en todos los sentidos de la expresión. Pero esta situación nueva e incomprensible me permitió responsabilizarme por mi vida:
Me di cuenta felizmente que nadie sabía donde yo estaba en ese momento Yo no tenía más amigos Ni domicilio fijo. Mi vida estaba en mis manos.
Yo puse, bruscamente, los pies en la tierra. Que tierra? América. Un lugar donde es difícil fascinar a las personas con las fórmulas de la gentileza. Toda la cuestión era: que haces para vivir? Yo no era más, felizmente, un eterno estudiante (escritor a veces) que discutía la pareja Sollers/Kristeva (yo hablo de la época de Tal Cual) de madrugada en los bares llenos de humo del Quartier Latin. Cuando tomé la decisión de escribir un libro, ya había considerado el trabajo de escritor como la última oportunidad que tenía de salir de la fábrica, donde yo escribí: ‘Escribo para probar que no soy un perro’ (extraído de 'Esa granada en la mano de un joven negro es una arma o una fruta?') Los que se habían tornado mis dioses en esa época (Millar, Bukowski, Baldwin) son los tipos de la calle que habían introducido la calle en sus obras. A partir de ahí, las novelas francesas me parecieron desvitaminadas, tontas y ligeras a final de cuentas.
Si he escrito mi primera novela en francés, es apenas porque yo no conocía tan bien el inglés como para intentar esa experiencia. Casi todos mis libros son traducidos al inglés, además de que yo no soy prácticamente leído en Francia. Ni siquiera en aquella época del triunfo de la literatura antillana en la francofonía. No lo lamento, porque me tengo todavía el sueño de ser conocido en el mundo de la francofonía como un escritor americano que llegó a escribir en francés. "
Haiti es un país de innumerables referencias culturales: la francesa (brutalemente colonizadora), la africana, (esclavocrata, a través fundamentalmente del vudú), y la indígena. En medio a esta mezcla surge un realismo maravilloso, que caracteriza muchas de las obras de literatura haitiana.
Laferrière parece tener, sin embargo, una predilección por el realismo, tal vez por haber sentido de cerca los excesos del "totalitarismo mágico" de los duvalier.
Un pequeño fragmento del autor, relata esta visión de estrañamiento, o tal vez revelación de que existe algo más que el universo "inventado por duvalier", aún en tierra haitiana:
"J'étais assis tranquillement sur la galerie de mon oncle André, à Petit-Goâve, où je passais mes vacances estivales, quand la jeep s'est arrêtée à un mètre de moi. Quatre filles sont descendues promptement de la jeep verte et, sans même me jeter un regard, elles se sont dirigées vers le fond de la cour. L'étonnement passé, je leur ai emboîté le pas, pour les découvrir en train de se baigner, à moitié nues, dans le grand bassin d'eau glacée de mon oncle. J'avais l'impression d'assister à une scène primitive. Je restai figé, les bras ballants, près de la porte. À un moment donné, elles m'ont repéré, et, plutôt que de se couvrir les seins, elles se sont mises à rire. Un rire étrange, à la fois sensuel et moqueur. Je ne connaissais aucune fille de ce genre. Ma soeur et mes cousines semblaient bien différentes. Je vivais tranquillement la fin d'une très longue enfance. Tout à coup, ce brusque virage. Un nouveau monde s'ouvrait brutalement à mes yeux. Je les regardais, fasciné, oubliant presque la nudité de leurs seins (et quels seins!) pour ne m'intéresser qu'à la liberté de leurs mouvements. Elles me semblaient vivre sans aucune contrainte. Et pour moi, à l'époque comme aujourd'hui d'ailleurs, c'était tout."

Más referencias de este autor, e inclusive textos leídos con su propia voz, en la internet, dirección
http://www.lehman.cuny.edu/ile.en.ile/paroles/laferriere.html

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domingo, 10 de janeiro de 2010

 
RAYUELA



Hoy domingo, La Maga perdida como siempre en París, la belleza de una tarde de lluvia, la voz de Cortázar con su acento afrancesado. Todo conspira a favor del amanecer.



Capítulo 32: Carta de La Maga a Rocamadour


Es así, Rocamadour: En París somos como hongos crecemos en los pasamanos de las escaleras, en piezas oscuras donde huele a sebo, donde la gente hace todo el tiempo el amor y después fríe huevos y pone discos de Vivaldi, enciende los cigarrillos y habla como Horacio y Gregorovius y Wong y yo, Rocamadour, y como Perico y Ronald y Babs, todos hacemos el amor y freímos huevos y fumamos, ah, no puedes saber todo lo que fumamos, todo lo que hacemos el amor, parados, acostados, de rodillas, con las manos, con las bocas, llorando o cantando, y afuera hay de todo, las ventanas dan al aire y eso empieza con un gorrión o una gotera, llueve muchísimo aquí, Rocamadour, mucho más que en el campo, y las cosas se herrumbran, las canaletas, las patas de las palomas, los alambres con que Horacio fabrica esculturas. Casi no tenemos ropa, nos arreglamos con tan poco, un buen abrigo, unos zapatos en lo que no entre el agua, somos muy sucios, todo el mundo es muy sucio y hermoso en París, Rocamadour, las camas huelen a noche y a sueño pesado, debajo hay pelusas y libros, Horacio se duerme y el libro va a parar abajo de la cama, hay peleas terribles porque los libros no aparecen y Horacio cree que se los ha robado Ossip, hasta que un día aparecen y nos reímos, y casi no hay sitio para poner nada, ni siquiera otro par de zapatos, Rocamadour, para poner una palangana en el suelo hay que sacar el tocadiscos, pero donde ponerlo si la mesa está llena de libros. Yo no te podría tener aquí, aunque seas tan pequeño no cabrías en ninguna parte, te golpearías contra las paredes. Cuando pienso en eso me pongo a llorar, Horacio no entiende, cree que soy mala, que hago mal en no traerte, aunque sé que no te aguantaría mucho tiempo. Nadie se aguanta aquí mucho tiempo, ni siquiera tú y yo, hay que vivir combatiéndose, es la ley, la única manera que vale la pena pero duele, Rocamadour, y es sucio y amargo, a ti no te gustaría, tú que ves a veces los corderitos en el campo, o que oyes los pájaros parados en la veleta de la casa. Horacio me trata de sentimental, me trata de materialista, me trata de todo porque no te traigo o porque quiero traerte, porque renuncio, porque quiero ir a verte, porque de golpe comprendo que no puedo ir, porque soy capaz de caminar una hora bajo el agua si en algún barrio que no conozco pasan Potemkin y hay que verlo aunque se caiga el mundo, Rocamadour, porque el mundo ya no importa si uno no tiene fuerzas para seguir eligiendo algo verdadero, si uno se ordena como un cajón de la cómoda y te pone a ti de un lado, el domingo del otro, el amor de la madre, el juguete nuevo, la gare de Montparnasse, el tren, la visita que hay que hacer. No me da la gana de ir, Rocamadour, y tú sabes que está bien y no estás triste. Horacio tiene razón, no me importa nada de ti a veces, y creo que eso me lo agradecerás un día cuando comprendas, cuando veas que valía la pena que yo fuera como soy. Pero lloro lo mismo, Rocamadour, me equivoco, porque a lo mejor soy mala o estoy enferma o un poco idiota, no mucho, un poco pero eso es terrible, la sola idea me da cólicos, tengo completamente metidos para adentro los dedos de los pies, voy a reventar los zapatos si no me los saco, y te quiero tanto, Rocamadour, bebé Rocamadour, dientecito de ajo, te quiero tanto, nariz de azúcar, arbolito, caballito de juguete ...

(Escuchen la lectura de este texto por el propio Cortázar, en http://www.youtube.com/watch?v=kPzbOXY1A1w&feature=related

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sábado, 9 de janeiro de 2010

 
Exilios argentinos


En el último post recordábamos a nuestra (digo nuestra porque, sí, hermanos argentinos, ella es de todos los que alguna vez fuimos niños) añorada María Elena Walsh. Tal vez extrañe al lector que no haya postado algo sobre nuestra amada viajera Manuelita, o nuestra intrépida escaladora de telas de araña, la bailante Titina. Pero bueno, tal vez quise darle lugar a otros textos (no menos tiernos) que se perdieron bajo el oleaje de tanta otra belleza que esta autora inigualable compuso.
Hoy quería traer, para seguir con la tónica, algo melancólica tal vez, de este inicio exiliado de 2010, un tema "adulto" de Maria Elena, que, (dicen algunos), fue tema central de una novela, o al menos parte de una película llamada Juguemos en el Mundo. El texto mantiene su bella duplicidad de lenguaje, entre lo infantil, lo adulto, y entre lo que puede ser dicho y lo que no. Esta genial burladora de la amnesia infantil, no se quedó atrás en lo que tiene que ver con engañar las barreras represoras de un tiempo dictatorial, rompedor de las tierras que llevamos en el alma.
Para el migrante, cómo saber al final, cual es la tierra que lo constituye? A cuál tierra le cantaremos un dia su serenata?
Sigue aqui Serenata para la Tierra de uno. Himno de los que aman cualquier cosa en la vida, porque sea lo que sea, juramos que estaremos siempre allí para defenderlo.



SERENATA PARA LA TIERRA DE UNO

María Elena Walsh




Porque me duele si me quedo,

pero me muero si me voy

por todo y a pesar de todo, mi amor,

yo quiero vivir en vos

Por tu decencia de vidala,

y por tu escándalo de sol

por tu verano con jazmines, mi amor,

yo quiero vivir en vos

Porque el idioma de infancia

es un secreto entre los dos,

por que le diste reparo

al desarraigo de mi corazón.

Por tus antiguas rebeldías,

y por la edad de tu dolor

por tu esperanza interminable, mi amor

yo quiero vivir en vos.

Para sembrarte de guitarra,

para cuidarte en cada flor

y odiar a los que te castigan, mi amor,

yo quiero vivir en vos.


El enlace para ver el video de la película Juguemos en el Mundo, donde aparece María Elena cantando esta canción, es http://www.youtube.com/watch?v=ncL497m2-B4

Que lo disfruten. Seguimos aguardando textos, sugestiones, comentarios y mails de los lectores.

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sábado, 2 de janeiro de 2010

 

Por una estación de claridad: María Elena Walsh

Escribo hoy, primer post del año 2010, desde la ciudad de Montevideo. No hay cielo anaranjado por aquí, pero las calles exhalan una peculiar luminosidad. Entre las compras de Navidad y la gente amontonándose en la rodoviaria calcinante para irse de vacaciones, es una ciudad llena y vacía. El 1 de enero, cuando pensaba cómo comenzaríamos el blog este año, vino la peque Sofía, de apenas 3 añitos, y me enseñó una canción de María Elena Walsh. Mi LP de canciones para mirar está ya cubierto por algunas décadas de pelusa y polvo, pera en la voz de Sofi, la música me pareció tan nueva. Que ganas de bailar, sin embargo...la infancia estaba toda allí, pero yo no la podía tocar ni con las manos. Es por eso que decidí este año comenzar mis posts por María Elena Walsh, la que perdió la infancia dentro de una chinela azul, y la miró de cerca con los ojos prestados de los grandes. Como se ha dicho, la infancia también es un país de exilio. Tal vez el más lejano. Salut, y los convido a seguir persiguiendo poemas y cuentos exiliados, a lo largo de 2010.



COPLAS DE NAVIDAD

María Elena Walsh


No sé de donde vengo,
y voy para Belén.
Belén está muy lejos,
hay que tomar el tren
cruzar el mar en coche,
después seguir a pie.

Belén no está lejos,
cerca está Belén.
Queda donde todos,
nos portamos bien.

Se me ha perdido un niño,
y no lo puedo hallar,
lo andoy buscando a tientas,
con gran necesidad.
Lo llamo y no contesta.
Yo llego y él se va.

El niño está cerca
ahí nomás está,
durmiendo tranquilo,
junto a su mamá.

Recuerdo que hace añares
solíamos jugar.
Los dos éramos changos,
pero una Navidad,
me fui para ser grande
y ya no lo vi más.

Pero Él no se cansa
nunca de jugar.
Sigue siendo chango,
para Navidad.

Le llevo mil regalos,
en cajas de cardón,
y voy con mucho miedo,
porque alguien me contó
que el chango amigo mío
hoy es un gran señor.

No le lleves nada,
nada por favor
más que un paquetito,
con tu corazón.


(Como homenaje a la ciudad natal de la cantante, postamos a continuación, Fideos Finos).


FIDEOS FINOS

María Elena Walsh


Voy a contarles lo que había entonces,
en Ramos Mejía.
Había olor a tía,
veredas de ladrillo con pastito.
y, tras la celosía,
un viejo organillero,
con monito.

Y había por los caminos
muchísimos fideos finos.

Había un cielo entero
por donde navegaban las hamacas
y leche que el lechero,
traía, no en botella, sino en vaca.

Había lluvia en tina,
y patio con ranitas adivinas,
y una gallina clueca
mirándonos con ojos de muñeca.

Había a cada rato,
un gato navegando en un zapato,
y había en la cocina,
una mamá jugando con harina.

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